Algunas cuestiones contemporáneas en la Teoría Institucional

Ya se ha admitido que el institucionalismo no tiene un núcleo teórico sistemático. El
institucionalismo no busca una teoría general de todos pero sí requiere de un marco
coherente de análisis y una metodología factible. En particular, aun queda espacio
importante para el desarrollo de una economía institucional microeconómica. Si bien en
el pasado los institucionalistas han realizado un significativo progreso en el desarrollo
de las teorías de los precios en mercados de competencia imperfecta, existe todavía
mucho trabajo por realizar. En economía desde la Segunda Guerra Mundial estos
enfoques alternativos han recibido insignificantes recursos para investigar. Sin
embargo, en otras disciplinas han florecido las teorías del comportamiento del
consumo, tales como el de la venta (“marketing”) (Roger Mason 1995). Algo de estas
investigaciones tiene un sabor institucional fuerte, en parte porque agrupa perspectivas
desde la psicología y otras ciencias sociales. Desarrollando teorías del comportamiento
económico individual, así como en otros lugares, los institucionalistas ven a futuro la
posibilidad de un diálogo productivo y mucho más extensivo a través de las barreras
disciplinarias.
El énfasis institucional sobre la rutina y el hábito además encaja muy bien con los
modelos de evolución desarrollados por Nelson y Winter (1982) y sus seguidores.
Como el mismo Veblen (1899) sugirió, el paradigma evolutivo provee las bases
sintetizar tanto la continuidad así como el cambio; la inercia y la novedad. Hábitos o
rutinas a lo mejor se adaptan lentamente o se transformarán (“mutate”) conforme los
agentes intentan mejorar sus propósitos. Adicionalmente existe un proceso de
selección por el cual algunos hábitos y rutinas son retenidos e imitados, y otros quedan
fuera de uso. El institucionalismo es congénitamente una “economía evolucionista”.
Como mucho del trabajo de esta tendencia, es parcial hacia modos de teorización
dinámica en lugar de una orientación hacia el equilibrio.
Los problemas de cognición y del aprendizaje han sido temáticas desde que inicio. En
lugar del trasfondo supuesto de los individuos dados, existe la idea de agentes
interactuantes y parcialmente maleables, mutuamente articulados en una red
parcialmente duradera de instituciones autoreforzables. Es cierto que la teoría
institucional esta subdesarrollada en esta área pero los institucionalistas tal vez están
potencialmente en una posición teórica relativamente fuerte. Si bien en años reciente la
corriente principal en economía ha tratado el concepto de aprendizaje, en su raíz
existen severos problemas en el enfoque basado en el supuesto del actor racional. La
pregunta central es qué se entiende por “aprendizaje racional”. ¿Cómo se puede decir
que los agentes son racionales en cualquier momento dado cuando están en un
proceso de aprendizaje? El mismo proceso de aprendizaje significa que no se posee
toda la información y la racionalidad global queda comprometida o se descarta.
Además, se trata mucho más que de imputar datos o estimar probabilidades. El
proceso de información es mucho más que la adquisición de información; es el
desarrollo de nuevos medios y modos de cognición, de cálculo y evaluación. Esto
significa que los agentes están construyendo nuevas representaciones del medio
ambiente en que funcionan (“operate”), en el lugar de las previas concepciones y
hábitos de pensar. Particularmente, si es que los métodos y criterios de “optimización”
están siendo aprendidos, cómo es “óptimo” el mismo proceso de aprendizaje?
Los institucionalistas introducen una perspectiva diferente al análisis del aprendizaje
observándolo como un proceso en transformación que se reconstituye, que involucra la
creación de nuevos hábitos, propensidades, y marcos conceptuales. (Veblen 1991;
James Murphy 1994; Henry Plotkin 1994). Los institucionalistas necesitan capitalizar en
su prima facie ventaja conceptual y metodológica en esta área y desarrollar teorías del
aprendizaje apropiadas a un mundo con cambios rápidos y de conocimiento intensivo.
Lo que resta del ensayo pasa a explorar algunos temas teóricos y metodológicos que
han sido resaltados. La siguiente sección esboza algunas de las características
teóricas centrales del institucionalismo. Subsecuentes secciones tratan el problema del
reduccionismo en teoría económica, y muestran que las explicaciones de la corriente
principal de fenómenos económicos e institucionales en términos de individuos
racionales no son lo suficiente robustas como en general se presume. Estos
argumentos dan aún más crédito al enfoque institucional.